Las consecuencias que la pandemia y su impacto en nuestra realidad hacen necesario un refuerzo en la inversión de programas nacionales e internacionales de cuidado y protección de la Salud Mental. La afirmación procede del comunicado que ha remitido la Organización Mundial de la Salud, con motivo de la celebración, este 10 de octubre, como cada año, de la jornada que recuerda la importancia de cuidar nuestra mente. Realiza la OMS este requerimiento basándose en “la experiencia adquirida en pandemias pasadas y según la cual se espera que aumenten las necesidades de apoyo psicosocial y en materia de salud”.

Lo cierto es que la pandemia ha afectado de manera dramática a quienes han perdido a seres queridos a causa del virus, pero también a todos aquellos que han visto cómo tenían que adaptar su vida a una nueva realidad, prácticamente de un día para el otro. Lo explica la directora técnica der Clínicas Origen, Pilar Conde, quien quiere llamar, además, la atención sobre las personas consideradas de riesgo físico y que son quienes han tenido que suprimir al mínimo sus interacciones sociales, su contacto con amigos y familiares, así como su actividad, lo que incide, sin lugar a dudas, asegura,  en el estado de ánimo.

Las personas con patologías previas y la tercera edad forman parte de este colectivo. Debería incrementarse , de esta manera, el cuidado psicológico sobre las personas mayores, que no sólo aúnan ambas características en muchos casos, sino que se han visto abocados al aislamiento y la soledad durante el confinamiento. Para la psicóloga, esta circunstancia, que se ha prolongado durante varios meses, no sólo supone una merma del estado de ánimo, sino que puede derivar en un perjuicio de sus capacidades cognitivas y de su mantenimiento físico.

Los niños son el segundo grupo a los que debemos prestar atención, a pesar de su gran capacidad de aprendizaje, y, por lo tanto, de adaptación a los cambios. La incidencia del aislamiento, la imposición de la mascarilla y la separación de amigos y abuelos, entre otros factores negativos, será diferente según el comportamiento de los adultos que les estén guiando durante la pandemia.

 Así, Pilar Conde recuerda la importancia de no trasmitir miedo e inseguridad a los niños con relación a la enfermedad, ni tampoco sentimientos que puedan hacerles pensar que la salud de los otros peligra por su culpa. Destaca, en el otro lado, la relevancia de marcar las nuevas normas con claridad, con sencillez, para que las pueden entender y aplicar en su beneficio y en la de todos dentro del ámbito escolar, donde pasan la mayor parte del día.

En cualquiera de los casos, desde Origen se considera imprescindible aumentar el refuerzo psicológico en los centros académicos, con el fin de que el personal docente y los alumnos logren afrontar la tolerancia a la incertidumbre y la flexibilidad ante los cambios derivados de este hecho sin precedentes.

Con respecto a la depresión, que, sin a lugar a dudas, verá incrementar sus índices por los problemas derivados de la crisis sanitaria ( falta de empleo, enfermedad, suspensión de las actividades, entre otras..), Conde reconoce que se han incrementado las consultas en las clínicas de psicología (sobre todo ahora con la entrada del otoño) y que es y será necesario seguir vigilando conductas de seres queridos que nos hagan sospechar que existe un problema de falta de adaptación a la nueva normalidad con el fin de ayudar desde todos los ámbitos, de casa a los centros de psicología.

Por último, también quiere hacer la experta una llamada al optimismo, recordando la gran capacidad de adaptación del ser humano a nivel individual y de las sociedades a nivel colectivo. De esta pandemia, extraeremos, nuevas habilidades y aptitudes que nos permitirán avanzar en positivo no ya ahora en el presente, sino en el futuro.

 

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